Fanfic que recrea la juventud y el ascenso de Tywin Lannister al poder. Está basado en la saga de libros "Canción de Hielo y Fuego" de George R.R. Martin, por tanto ni los personajes ni los lugares me pertenecen.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Capítulo 27

KEVAN

No era un buen momento para entrenar. Sin duda no lo era. Pero necesitaba despejar sus ideas para reflexionar con calma y tranquilidad. Y desde luego Tygett acertó al arrastrarlo hasta el patio de entrenamiento.

– No estás atento –le comentó su hermano menor a la vez que esquivaba uno de sus ataques.
– Claro que lo estoy –recalcó, atacando esta vez con ira. Tygett dejó escapar una leve carcajada.
– ¿Vas a permitir que tu hermano menor te venza en combate?

Kevan sabía lo que Tygett pretendía con ese tipo de comentarios. Quería que explotara, que atacara con furia. Y lo hacía, o al menos eso creía él hasta que se vio tendido en el suelo con la espada de su hermano apuntándole al cuello.

– No estás atento –volvió a repetirle poco antes de ofrecerle su mano para ayudarle. Kevan suspiró con fuerza al ponerse en pie y agachó la cabeza.
– No… no lo estoy –admitió derrotado.
– Si sigues así, tu enemigo se aprovechará de esa debilidad.
– ¿Qué debilidad?
– Eres incapaz de concentrarte cuando hay algo que te preocupa. En una batalla debes olvidarte de todo.
– Eso es fácil de decir.
– Para nada –comentó devolviéndole la espada–. ¿Acaso no estás furioso por lo que han hecho los Tarbeck?
– Lo estoy.
– Pues descarga esa furia contra mí –dijo a la vez que volvía a atacar, casi sin darle tiempo de reacción.

Estaba cansado, terriblemente cansado. Sin embargo, decidió seguir el consejo de Tygett y luchó contra él como si fuera el mismísimo lord Tarbeck.

– Mucho mejor –murmuró Tygett con esfuerzo y una medio sonrisa dibujada en su rostro.

«Maldita sea, deja de sonreír así», pensaba Kevan. «No vas a vencerme otra vez.»

Escuchó el relincho de un caballo bastante cerca de ellos. No era algo extraño escuchar el trote de los equinos en el patio de armas, pero en un momento dado Kevan comprobó que el hombre que lo cabalgaba portaba el estandarte de una casa que no era la Lannister. Aquello le despistó por completo, aunque esta vez sí vio llegar la espada de su hermano, el cual tenía la intención de realizar la misma maniobra anterior. Kevan supo recomponerse lo suficientemente rápido para esquivar el ataque de su hermano y darle esta vez el golpe definitivo.

– Puedes vencerme una vez con esa técnica, hermanito –comentó Kevan mientras guardaba la espada para ayudar a Tygett–, pero no dos veces.
– No me llames así –se quejó el muchacho, ya en pie–. Está bien, llevas razón. Te distrajiste de nuevo y creí que podría volver a ganar sin complicaciones. Lo siento, te infravaloré –Kevan no pudo evitar sonreír.
– ¿Sabes, hermanito? Creo que serás un gran guerrero. El mejor de todos nosotros –declaró Kevan mientras se alejaba de él, caminando en dirección a la fortaleza. Tygett, en cambio, quedó tan impresionado que ni siquiera se quejó de que hubiera vuelto a llamarle “hermanito”.
– ¿El mejor? –Preguntó Tygett aún sin creerlo–. ¿Mejor que Tywin?
– Seguramente –contestó antes de salir a correr.

No podía perder más tiempo. Tenía un mal presentimiento… Según se iba acercando a las puertas de Roca Casterly, se sentía más nervioso y preocupado. Allí ya se encontraba Genna junto a su marido, que habían salido a recibir a aquel hombre que llevaba un estandarte con el blasón de un árbol en llamas. «La casa Marbrand.»

– Ser Damon Marbrand –saludó Genna en cuanto el joven caballero bajó de su caballo.
– Mi señora –dijo él inclinándose levemente.
– ¿A qué se debe vuestra visita, Ser? ¿Podemos ayudarle en algo?
– Me temo que no traigo buenas noticias, mi señora.

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